La Asignación Universal por Hijo, haciendo la Argentina del presente y del futuro

jueves, 25 de noviembre de 2010

Por Esteban Concia*

Mucho se ha hablado en nuestro país de las condiciones de pobreza de nuestra población, y se ha hablado partiendo desde una base concreta y compleja; allá por el 2002 la mitad de los argentinos era pobre y uno de cada tres era indigente.

Las políticas públicas implementadas en los períodos 2003 – 2007 y de ahí a la actualidad produjeron una drástica disminución de los niveles de pobreza porque instauraron un ciclo de política económica con ejes y paradigmas que pusieron al país en una senda de crecimiento y fortalecimiento de derechos de mayorías.

Más allá de las cifras e incluso más allá de los actores que aparecen en escena lo esencial es reflexionar sobre las medidas y las políticas para sacar conclusiones que nos permitan vislumbrar décadas de crecimiento con fortalecimiento de derechos para las mayorías y evitar caer en los clásicos vaivenes nacionales.

Se podría decir que las enseñanzas de economistas como Aldo Ferrer y las propuestas que en su momento salieron a exponer desde el Plan Fénix ha sido lo que se ha aplicado.

Estado presente, centralidad de lo público en la toma de decisiones, desarrollo del mercado interno, fortalecimiento productivo a través de un tipo de cambio ventajoso para la exportación, ahorro interno y desendeudamiento externo, inserción en el mundo a partir de bloques regionales y con relaciones con mercados emergentes, fuerte inversión en infraestructura social y productiva.

Aunque simplificado esta es la forma en la que los países centrales del mundo planifican sus economías; vale preguntarse porque tuvimos que llegar al caos del 2001 para llevar adelante esas políticas, evidentemente no era producto de desconocimiento o falta de información sino de la sujeción del espacio público a las condiciones de la corporación económica.

En ese marco la Asignación Universal por Hijo es una política social inédita pero a la vez es una definición de política económica.

En lo social establece y dispara varios avances, entre los que podemos destacar el acceso directo e universal de aquellos que no tienen empleo formal, el reconocimiento de la madre en la prioridad de otorgamiento del pago, el claro y transparente sistema de gestión que aporta ANSES a través de la construcción de un sistema de registro de personas y su núcleos familiares y finalmente el criterio de acceso a la asignación que es la obligatoriedad de la escolaridad y de recibir el Plan Nacer.

Pero al mismo tiempo es una medida de política económica porque vuelca una masa de recursos que van directamente al consumo y que vuelven a las arcas públicas consolidando un círculo virtuoso de un impacto muy fuerte en las poblaciones de sectores medios bajos y bajos.

Representa también una transferencia de recursos federal y solidaria, ya que son las provincias más pobres las que más beneficiarios tienen.

En Formosa la ayuda cubre al 38,3 por ciento de los menores, mientras que en Chaco alcanza al 37,0 por ciento, en Santiago del Estero, al 36,7; en Salta, al 34,3; en Jujuy, al 32,5, y en Tucumán, al 32,0.

Mientras que en provincias con ingresos per capital más altas ronda el 10 de beneficiarios.

En términos de aporte al PBI el programa es líder en la región, ya que destina casi un punto del mismo, mientras que los programas del gobierno brasilero están en un 0,4 porcentual.

Este impacto también es de consideración en las provincias del NEA donde representa casi la mitad de gasto público y aporta varios puntos al PBI regional.

Semejante decisión e implementación política marca un antes y un después en el otorgamiento de derechos e integración a las mayorías a la vez que favorece el desarrollo de la actividad económica.

Es una decisión de futuro porque son los menores los que tendrán un período de crecimiento con necesidades básicas satisfechas los que dentro de una década o década y media pasar a ser parte de la población económicamente activa.

Es para la Argentina del presente pero sobre todo la del futuro

- 3.7 millones de chicos y adolescentes beneficiarios de la AUH.
- 1.900.000 familias favorecidas con esta medida.
- 87% son madres, quienes cobran y administran el beneficio para sus hijos.

Esta es una política pública de futuro.

*Esteban Concia - Asesor Secretaria General ANSES- Secretario Político MUP

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