Testigos y cirujano complicaron a tres ex médicos de la Unidad 9

martes, 8 de junio de 2010

Dos ex presos políticos de la Unidad 9 de La Plata durante la dictadura y un cirujano propuesto por la defensa de uno de los imputados complicaron la situación procesal de los tres médicos procesados por delitos de lesa humanidad. Así lo informó Diagonales.

El Perito médico del Cuerpo Médico Forense de la Suprema Corte de Justicia nacional, Alberto Raúl Ferreres, aseguró ante los jueces, que la muerte del ex detenido desaparecido Alberto Pinto se produjo a causa de un fuerte golpe que le provocó lesiones internas graves. Además sostuvo que el tratamiento farmacológico que recibió el interno durante su estadía en los calabozos de castigo del penal (chanchos) no fue el adecuado.

La víctima fue detenida en 1977 en la provincia de Córdoba y trasladado en avión hasta La Plata. Durante el viaje y a su arribo al penal de 76 entre 9 y 11 sufrió severos castigos.

Pinto era epiléptico y la defensa de los médicos sostienen que los golpes que presentaba el detenido se habían producido durante una crisis de su enfermedad. Uno de esos golpes resultó ser mortal.
La atención sanitaria que recibió dentro del penal fue deficitaria, debido a su regresión médica fue trasladado a una clínica privada de La Plata, donde finalmente murió.

Por este caso están imputados los médicos Luis Favole, Carlos Jurio y Enrique Corsi.
Para Ferreres, quien debía haberse dado cuenta del grave estado que padecía Pinto era el médico Favole, por su condición de cirujano.

En tanto, los ex presos políticos Rafael Moreno Kiernan (dirigente gremial de los judiciales platenses) y Mario Colonna detallaron que la atención sanitaria en el penal era pésima.

“En la celda de castigo no morí porque era joven”, detalló el gremialista. Y recordó que cuando requirió asistencia médica, le dieron “una pastilla blanca mágica porque con esos curaban todo”. Para ingerirla lo hizo con agua de inodoro.

Mario Colonna detalló que la mayoría de los presos no llamaba a los médicos “porque era cambiar de verdugo”, y aseguró que los profesionales colaboraban con los torturadores de los detenidos.


Fuente: Diagonales

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