El concejal que luchó en Malvinas y tuvo que pagarse el pasaje para volver a La Plata

domingo, 4 de abril de 2010

Cayó herido en Monte London, el combate más duro de la guerra de Malvinas. Logró salir de las islas cuando todavía flameaba la bandera argentina. En la misma guerra murió su tío a bordo del buque Isla de los Estados, hundido en el Estrecho de San Carlos. Ya en el continente tuvo que pagarse su propio pasaje para volver a La Plata.

Se dedicó al comercio en Villa Elisa. Años después comenzó a hacer política. En 2007 el intendente Pablo Bruera le pidió que sea el delegado de esa localidad y en las últimas elecciones legislativas fue candidato a concejal. El miércoles ocupará su banca y se convertirá en el primer concejal ex combatiente de La Plata. Su nombre es Gustavo Luzardo y cuenta su historia en una entrevista con Diagonales.

–¿Existe un divorcio entre los ex combatientes y la política?
–Hay muchos ex combatientes alejados de la política. Es que nosotros, a pesar de ser muy jóvenes, estamos muy cansados. Los ex combatientes fuimos muy manoseados a lo largo de los años.

–¿Cuáles son sus expectativas en el Concejo?
–Creo que me tocó enfrentar una misión muy importante en el ’82 y ahora me toca una misión muy importante en el Concejo Deliberante. Además tengo una enorme responsabilidad de reemplazar a Teresa Razzari, una compañera con una capacidad de trabajo envidiable. Ojalá le pueda seguir los pasos. Yo con eso ya estaría conforme.

–¿Tiene proyectos en mente para los ex combatientes?
–Sí, me gustaría que todos los ex combatientes puedan acceder a un estudio gratuito de salud. Nosotros tenemos un gran porcentaje de cáncer de colon e infartos. También tuvimos una cantidad excesiva de suicidios. Creo que no solamente hay que otorgarles subsidios sino que también hay que cuidarlos, hay que darles contención. Esto desde el Concejo Deliberante será más fácil de lograr.

Además de ser ex combatiente y herido en combate, Luzardo es familiar de los caídos en Malvinas. Su tío, Rafael Luzardo (hermano de su padre), cayó en Malvinas. “Mi tío estuvo en la Segunda Guerra Mundial, en la Legión Azul, aquella fuerza de voluntarios que creó Francisco Franco a pedido de Adolf Hitler. Combatiendo cae preso en Siberia, allí estuvo dos años”, relata.

“Viene a trabajar a la Argentina y termina como cocinero en el buque Isla de los Estados que el 10 de mayo es hundido en el Estrecho de San Carlos. Fue uno de los grandes errores que tuvo esta guerra: un barco civil que llevaba en su interior misiles y radares”, dice.

–¿Cómo llegó a Malvinas?
–Yo estaba de baja, en realidad me había escapado. Había hecho la instrucción y pedía la baja por sostén de madre. Cuando volví me dijeron: “Vas a pasar ahora lo que no pasaste en todo el año”. Y me mandan a una compañía con tipos que habían estado presos, por eso mi destino fue la primera sección de la compañía C. Nosotros fuimos la sección que hizo el único contraataque en Monte London.

–¿Qué recuerdo tiene de esa batalla?
–Tengo muy buenos y muy malos recuerdos. Vi actos de heroísmo por parte de muchos soldados y también actos muy valientes pero también de cobardía por parte de los oficiales y suboficiales. Nosotros atacamos por donde venían los ingleses y entonces pasamos por donde estaban nuestros propios heridos y nuestros propios muertos.

–¿Cómo fue el momento en el que cae herido?
–Durante la batalla de Monte London, yo había ocupado una posición muy buena. Era una piedra muy grande con un agujero en el centro. Desde allí yo tiraba, pero en el fragor de la batalla veía que me tiraban pero no veía que de a poco iban destruyendo la piedra que me protegía. Entonces un proyectil pega en la piedra que estaba detrás de mí, rebota y me da en mi espalda, sobre el hombro izquierdo y caigo en el piso. En ese momento me salvó un compañero que estaba muy cerca. Él tenía un Fusil Automático Pesado (FAP) y empezó a disparar ráfagas para que yo pudiera replegarme. Nos vamos replegando y llego a un hospital donde me dan morfina y me duermo.

–¿Fue una herida profunda?
–En ese momento ya habíamos visto toda clase de horrores. Tenía un orificio de entrada y dos de salida pero me di cuenta que podía seguir. Cuando me despierto alguien le indica al jefe de las tropas argentinas, Mario Benjamín Menéndez, que yo era uno de los últimos en llegar del Monte London. Menéndez me dijo “vamos a seguir combatiendo y vamos a ganar la batalla pero para usted la guerra terminó” y me saludó.

–¿Y cómo fue la rendición?
–Yo no estaba en ese momento, a mi me llevan al último Hércules que salió de las islas antes de la rendición. Recuerdo que el avión aterrizó y nunca paró los motores, en ese momento comenzaron a bombardear la pista. Subimos y el avión alcanzó a despegar.

–¿Sabía que la rendición era inminente?
–Para entonces yo sabía que había un cese al fuego, pero nosotros ya sabíamos que nos habían ganado. De Comodoro Rivadavia nos llevaron a la base de Punta Alta y de allí nos querían llevar en un tren con asientos de madera hasta Capital Federal. Todos estamos heridos y algunos seguían muy doloridos. Allí juntamos el dinero para pagarnos los boletos entre nosotros. Cuando llegamos nos llevan a Campo de Mayo y estábamos presos junto con oficiales y suboficiales. Allí nos fueron largando de a poco.

–¿Cómo fue regresar a las islas?
–Volví a Malvinas en octubre del año pasado junto con los familiares de los caídos. Allí inauguramos el cementerio y llevamos la virgen de Luján. Para mi fue un honor. Pero sólo estuvimos cuatro horas. Ahora pude volver y recorrí los lugares donde habíamos combatido. Fui a mi posición de tiro, visité Gansos Verdes, San Carlos y Puerto Darwin.

–¿Volvería a ir?
–No, ahora ya está, no es para ir de vuelta. Yo volví sin fantasmas de Malvinas. Di en esa guerra todo lo que puede dar un hombre. Di todo durante la guerra y di todo cuando vine.

–¿La guerra fue lo peor que te pasó en la vida?
–No, el peor momento de mi vida fue cuando falleció mi hijo en el año 2000. Eso fue una guerra que quizás nunca pueda superar.


Fuente: Diagonales - Por Cristian Lora

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