Las luchas de Red Solidaria en La Plata

lunes, 27 de septiembre de 2010

Mientras afuera el centro de la ciudad se transformó repentinamente en un caos de bocinas y coches, adentro, unas diez personas bajan un cambio para llevar adelante una de sus reuniones. Son encuentros eventuales: se planifican pasos a seguir, evalúan resultados, comparten ideas, inquietudes. Para el contacto del día a día están el teléfono y el correo electrónico. Aquí dentro el panorama es amplio: de los veinte a los sesenta y tantos años; desde estudiantes que están comenzando sus carreras a jubilados con toda una vida sobre sus hombros. Entre todos intentan, desde noviembre de 2008, dar forma a una misma "red".

Todo arrancó por aquellos calurosos días, cuando Paz, una kinesióloga de ahora 30 años, residente del Hospital San Martín, conoció a Manuel Lozano, actual presidente de la Red Solidaria a nivel nacional. El joven Lozano fue quien reemplazó en ese lugar al más conocido Juan Carr, fundador del espacio en 1995. Paz cursó la cátedra de Cultura Solidaria que dictaba la Red en Buenos Aires, y con Manuel floreció la idea de darle forma al nodo (así lo llaman) platense.

"Desde que Manuel Lozano asumió la dirección, se puso como objetivo el crecimiento de la Red en todo el país", cuanta Paz (aquí nadie se preocupa demasiado en apellidos, parece que eso de lo anónimo y horizontal de la ayuda se hace definitivamente carne). Y sigue: "Armamos una reunión abierta a quienes quisieran participar, y así comenzó todo. Cada ciudad tiene su perfil, más allá de que tenemos los lineamientos globales de la Red: no tenemos relación política, no hay diferencias religiosas, tampoco tenemos un lugar físico donde funcionar sino que somos un voluntariado 'mutante', que es la metodología de toda la Red".

En ese punto hay que detenerse. Adentrarse en el tejido de la Red Solidaria hace descubrir un mecanismo para muchos desconocido. Como adelanta Paz, no hay sedes, presupuestos, sueldos.

En Capital Federal, una línea telefónica va rotando por turnos entre las casas de los voluntarios, para que siempre haya una voz dispuesta a responder. Lo mismo sucede con el correo. En La Plata el grupo tiene un celular que pasa de mano en mano, y un correo. Por esos canales llegan los pedidos, demandas, inquietudes. Y se activan los mecanismos, siempre rudimentarios, siempre a pulmón. "Fuimos armando un listado con organizaciones amigas (y surgen nuevas todo el tiempo) para poder derivar y conectar. Esta es una tarea articulada. Somos simplemente un puente entre quien necesita y quien puede ayudar", resume la coordinadora local.

Cultura solidaria. En aquella primera reunión en el colegio Sagrado Corazón, en 2008, los asistentes se contaron por decenas. Luego, claro, la participación fue decantando hasta dejar un grupo.


Foto: Walter, Leonor, Laura y Paz. Cuatro patas fundamentales de Red Solidaria en La Plata.

Fuente: Diagonales

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