Hasta siempre

jueves, 27 de octubre de 2011

Por Néstor Sbariggi (27/10/2010)*

Hace poco nos juntamos con unos compañeros y uno de ellos había estado en Olivos con Néstor Kirchner y la pregunta obligada era "cómo está?" .

Luego de pensarlo un poco el compañero respondió: "está muy fastidiado porque dice que el cuerpo no le da, que la salud lo abandona cuando Cristina más lo necesita" .

Néstor Kirchner fue un hombre que acostumbraba a pelearle a la adversidad, con una voluntad política y una visión estratégica única en la escena política argentina, algo que al país le faltaba desde los días del Gral Perón. Fue el hombre que trajo la política de vuelta después de la rendición incondicional de una dirigencia enana y cómplice a los poderes fácticos. Fue uno de nosotros al mando del país y quien nos juntó luego de recluirnos los más en nuestras vidas privadas por muchos años.

Fue quien enamoró a una juventud militante y alegre y quien rescató al peronismo como el sujeto político del cambio de aquellos que lo usaban para administrar la miseria y amplió su base que venía achicándose ante cada claudicación de esos que repiten los ritos mientras se acomodan a lo que los que creen que el país y su gente les pertenece les permiten gerenciar sus intereses desde las instituciones.

Fue un animal de poder y en la más pura tradición peronista llamó a hacerse cargo al movimiento obrero, a los jóvenes, ayudó desde la primera magistratura a los organismos de DDHH a lograr lo que ni en sus más felices sueños pensaban que alcanzarian: no solo el juicio y castigo de los responsables del genocidio de los 70 sino también a la victoria definitiva en el sentido de su lucha por la verdad y la justicia.

Fue quien juntaba fuerza para enfrentar a los que estaban acostumbrados a ganar mientras el país perdía, siempre desde la política y a ese terreno llevó a dar la cara y jugarse a los que sus gerentes ya no les servían para defenderlos.

Fue intenso, fue apasionado, fue nuestro compañero y deja un legado para la historia que nadie, ni sus más acérrimos enemigos pueden ni podrán ignorar.

Fue el compañero de Cristina, quien para mí es también esa flaca de jeans y camisa a cuadros que conoci en el 80 en City Bell con un pibe colgado al cuello, a quien abrazo en este momento doloroso.

Hasta siempre compañero.


* Néstor Sbariggi - Blog del Ingeniero - 27-10-2010


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